Interés general

Vecinos nos escriben: Nota de Opinión

Francisco Richón, militante de la Juventud Radical

Nuevamente, y como ya estamos acostumbrados, los jóvenes somos catalogados como los sujetos
que alteran y peligran a la comunidad en general, dichos que llegaron hasta la boca del Presidente
de la Nación, estigmatizando y criminalizando a una juventud como la causante de que el país no
controle la situación sanitaria.

Como jóvenes podemos hacer un “mea culpa” de que si, llego fin de año y los cuidados a la hora de
juntarnos con amigos (que hacía meses que no veíamos) no fueron los estrictamente recomendados.
Ahora bien, los cuidados que fueron recomendados por el mismo Gobierno Nacional, encabezado
por un Señor que a pocas semanas de decretado el ASPO estaba abrazado con el Gobernador de
Formosa, y sacándose “selfies” con una multitud a las afueras de un acto, el mismo que decidió
organizar la despedida de un ídolo popular en Casa Rosada, sabiendo lo que causaba su figura y que
seguramente fuera masiva y descontrolada. También el mismo gobierno que envió al Congreso de la
Nación un tema necesario y adeudado para las mujeres argentinas, pero que sabía que implicaría
marchas, concentraciones y vigilias a lo largo y ancho del país. Ese mismo gobierno es el que nos tilda
de irresponsables.

Nos culpan, nos marcan a fuego como los responsables, a nosotros, una franja etaria que
seguramente no fue la más perjudicada, pero si una que esta cuarentena la marco para siempre.
Quien no recuerda su época de juventud, siendo sinónimo de rebeldía, de luchar por ese mundo
injusto que nos rodea, “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica” decía
Salvador Allende.

Pero antes de juzgar y enjuiciar a los jóvenes, tengamos en cuenta que de los meses que llevamos en
“cuarentena” hemos visto altas cifras de violencia institucional, con pibes desaparecidos, golpeados
y baleados. Tengamos en cuenta también, que en la Provincia de Buenos Aires, hay alrededor de
4.000.000 de jóvenes (1), de los cuales, más de un 50% no termino el secundario, y solo un 20% tiene
estudios superiores. Jóvenes, que registran preocupantes cifras en cuanto a desocupación, donde
abunda el empleo no registrado y en cuanto a salud, la mitad no posee cobertura. Para terminar esta
radiografía sobre la situación de la juventud, según la UCA, el segmento de la población más
impactado por la crisis fueron los jóvenes de 18 a 29 años, que sufrieron un aumento del 90,6% en la
tasa de indigencia para el 2° trimestre del 2020 (2)

Y claro que en materia de educación, estos números no alcanzan a dimensionar la verdadera
situación, ya que muchos abandonaron sus estudios en 2020 y se calcula que la mayoría de ellos no
volverá a retomar, con un panorama desalentador, en donde los escenarios en los cuales se hubiese
concientizado y remarcado el uso de barbijo, el lavado de manos y demás cuidados en una gran parte
de la población como lo son los estudiantes, se vio solo limitado a una virtualidad que no alcanza,
porque la brecha digital es amplia y donde la conexión se vuelve obsoleta a medida que nos alejamos
de los grandes centros urbanos y entender que esas escuelas cerradas se soluciona con un envio de
tareas y trabajos prácticos, es no entender el rol social de la educación, que no solo es intercambio
de conocimientos sobre lo que la curricula establece sino donde se nutren los ciudadanos
responsables y comprometidos con el medio que los rodea.

Sin ánimo de asustar, apabullar o abrumar, este recorrido es a los efectos de entender que es muy
fácil criminalizar a quienes se los ha vulnerado desde marzo del 2020 con medidas totalmente
autoritarias y sin ningún tipo de conciencia del daño social y psicológico, donde a todo lo

anteriormente descripto se le suman elevados números de consultas psicológicas, de trastornos de
ansiedad y de no saber qué será de nuestro futuro, que nos preocupa y desorienta, sabiendo que
quienes deben garantizarnos un bienestar y un futuro mejor, nos hunden y criminalizan.

Y como arranque diciendo, esto no es nuevo, en nuestra localidad hace años que los jóvenes están
en tela de juicio, donde hemos discutido sobre las previas, los boliches, la nocturnidad en general, ¿Y
cuál ha sido la respuesta estos temas? Cerrar, prohibir, clausurar. No fue la solución antes de la
pandemia, tampoco lo será ahora.

No nos faltan boliches o fiestas, nos falta que el Gobierno nos escuche, que nos tenga en cuenta,
¿Cuantos jóvenes participaron del Comité de Crisis? ¿A cuántos jóvenes invito el Señor Intendente a
participar de espacios de debate y discusión? ¿Qué cantidad del presupuesto se dedicó a esta franja
etaria? Las respuestas son escasas, sin políticas públicas juveniles, sin ser escuchados y
lamentablemente sin una Dirección de Juventud que nos entienda, la cual venimos reclamando hace
mucho tiempo, sin ningún tipo de respuesta. Y esto no es ninguna utopía, porque Laprida fue pionera
en materia de juventud cuando se convirtió en los años 90’ en uno de los primeros municipios de la
Provincia en tener un área dedicada a escuchar, contener y elaborar políticas públicas en pos de
Juventud.

Ahora bien, los jóvenes no somos un grupo de criminales sin conciencia social ni egoístas sin magnitud
de la situación sanitaria, solo queremos ser escuchados, que se nos tenga en cuenta, queremos
debatir, elaborar y crear soluciones, porque somos sujetos políticos actuales, que nos involucramos
por muchas causas para hacer día a día un país más justo, equitativo e igualitario, el camino al que
apostamos no es el del miedo, el castigo y el autoritarismo, por suerte, a eso lo dejamos atrás hace
casi 40 años, apostamos y creemos en más educación y concientización.
Señoras y Señores Gobernantes, a ustedes que les gusta decirnos que somos el futuro, piénsenlo de
esa manera: ¡tienen en sus manos el futuro del país, no lo desperdicien!

Francisco Richón
Militante de la Juventud Radical

(1) Encuesta Provincial de Juventud – Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y Banco Interamericano del Desarrollo
(2) “Pobreza más pobreza: deterioro de las condiciones de subsistencia económica en tiempos de pandemia”– Observatorio de la Deuda Social Argentina / Universidad Católica Argentina

 

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