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50 AÑOS DESPUES, VECINA DE LA MADRID DESCUBRIO QUE TENIA 3 HERMANOS Y SE REENCONTRO CON SU MAMÁ

Nora Acosta viajó desde General La Madrid a Río Gallegos para conocer a su madre y a su hermana. A fines de 2018 ya había encontrado a otra hermana gracias al entrecruzamiento de datos de dos sedes del Centro de Acceso a la Justicia (CAJ)

A fines de enero, Nora Acosta no sólo descubrió el paradero de su hermana y su madre, a quienes no veía desde hacía 50 años, sino que también se enteró de que tenía dos hermanos más.

Luego de reencontrarse en Castelli con su hermana a fines de 2018, Miryan Vallejos, Acosta emprendió la segunda etapa de su viaje para reencontrarse con su identidad.

El 17 de febrero de 2019, luego de recorrer 2.110 kilómetros junto a su prima Patricia Barceló y su primo político Mario Martínez, finalmente se encontró en Río Gallegos con otra de sus hermanas, Andrea Salbai, y su mamá, Ofelia Clara Llanos.

Pablo, su otro hermano que también vive allí, no pudo estar presente, ya que debió viajar a Rosario. De todos modos, se comunicó con Nora para manifestarle su intención de conocerse personalmente en otra ocasión. Pero el mayor interrogante, el reto de la vida de Nora fue animarse a conocer a su mamá, quien la había abandonado cuando era una bebé.

La ciudad patagónica la recibió con lluvia, una metáfora de la Naturaleza que anticipó las emociones que iba a vivir. Emociones que había estado buscando durante toda la vida.

Nora y Miryan, juntas por primera vez luego de 50 años

Nora y Miryan, juntas por primera vez luego de 50 años

«Llegamos a la estación de servicio. Cuando prácticamente no había terminado de bajarme de la camioneta, mi hermana Andrea estaba ahí con un cartel en el que podía leerse la frase ‘Bienvenida familia’. Nos abrazamos. Ella no dejaba de agradecerme por haberla buscado durante todo este tiempo. Después fuimos a su casa y entre mate y mate nos contamos todo. Hablamos de todo, fue maravilloso. Es difícil traducirlo en palabras», describe emocionada.

La conmovedora historia de Nora se materializó gracias al compromiso de los empleados del Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) de Olavarría. Había concurrido a esa sede para obtener la documentación que necesita para saber quién es su padre biológico.

De ahí en adelante, las piezas del rompecabezas fueron acomodándose a un ritmo inesperado: primero le informaron acerca de la identidad y paradero de su hermana de Castelli, y luego el de su madre y dos hermanos en Río Gallegos.

Así fue la llegada de Nora Acosta a Río Gallegos

Así fue la llegada de Nora Acosta a Río Gallegos

La química entre Nora y Andrea se puso de manifiesto de inmediato. De no saber acerca de su existencia, pasaron a hablar por teléfono diariamente. De una vida marcada por el abandono, la ausencia y los amores sustitutos, se prometieron reconstruir su familia. «No me pude quedar más porque tenía que volver a trabajar. Pero ese no será el último viaje que haga«, aseguró Nora.

Respecto del encuentro con su madre, Nora dijo: «Ella tiene 72 años, está en silla de ruedas y padece de depresión, quizás por la vida dura que llevó. Cuando la vi, pese al abandono que sufrí, no sentí rencor. Con 52 años la abracé por primera vez y me dijo ‘te quiero’. Me saqué una mochila de encima e hice lo que tenía ganas de hacer», relató a Infobae.

Nora y Andrea, en uno de los tantos abrazos postergados

Nora y Andrea, en uno de los tantos abrazos postergados

A través de uno de tantos diálogos con su hermana Andrea, Nora supo que su mamá había llegado a Río Gallegos junto al papá de Pablo y con el que convivió durante 15 años. Fruto de esa relación nació su hermano al que aún no conoce físicamente. Su mamá rehizo su vida y así nació Andrea, primero; y María de los Ángeles, una quinta hermana que falleció en 2000 cuando sólo tenía 17 años.

Tras un breve paso por El Calafate, visita obligada al glaciar Perito Moreno junto a sus primos, Nora emprendió el viaje de regreso a General La Madrid. Allí la esperan sus hijos, Lucía, Mariana y Mauricio, ansiosos de escuchar, en persona, el relato de lo vivido en el Sur. Además, para el principio de este ciclo lectivo, Nora debe estar en la escuela rural n°3 Mariano Moreno de La Colina: es auxiliar docente y quiere compartir sus experiencias con sus compañeros.

Como niñas: Andrea y Nora, juntas en Río Gallegos

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Más allá de las obligaciones, Nora tiene en claro que su vida ya no será igual. Gracias a la búsqueda que emprendió, alentada por su hija menor, pudo reconstruir su historia y recuperar el tiempo perdido. «Es sanador«, concluye.

Por Diego Cioccio – INFOBAE

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