Nacionales
Hoy cumpliría 93 años Rodolfo Walsh, que marcó al periodismo argentino
Nació en 1927 y su labor dejó un sello. Trabajó con Gabriel García Márquez, detuvo una invasión de EE.UU. a Cuba y desapareció tras enviar la emblemática "Carta abierta a la Junta Militar".
“Hay un fusilado que vive”, escuchó y se puso a investigar un fusilamiento en la localidad bonaerense de José León Suárez y publicó «Operación Masacre», un trabajo que mezcló la crónica policial y la literatura, manteniendo siempre la premisa de “dar testimonio en momentos difíciles”.
A los 16 años empezó a escribir, corregir y traducir dentro de la Editorial Hachette. Fue allí cuando comenzó su pasión por la comunicación. Su trabajo dentro de los medios se destacó durante el Golpe de Estado que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955. En ese contexto, un año después, el joven Rodolfo escuchó: “Hay un fusilado que vive”. Se puso a investigar sobre lo ocurrido y desarrolló el fusilamiento de José León Suárez -hecho en el que las fuerzas armadas dispararon contra un grupo de 12 jóvenes militantes peronistas, de los cuales cinco fallecieron-.
Su vida empezó a correr peligro, abandonó su casa en La Plata y pasó a la clandestinidad en donde cambió su nombre a Francisco Freyre. Con ese seudónimo siguió investigando y publicó «Operación Masacre» en 1957, en la editorial Sigla.
Dos años después, se fue a Cuba y creó Prensa Latina junto a Gabriel García Márquez, Jorge Masetti y otros escritores. El fin era montar una agencia de noticias que pretendía neutralizar las informaciones globales. De hecho, lograron interceptar un mensaje que frenó una invasión de los Estados Unidos.
Esta experiencia en el país comandado por Fidel Castro, le sirvió para formar en 1976 la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA), en donde publicaron más de 200 cables informativos durante el inicio de la Dictadura Cívico Militar.
El 24 de marzo de 1977, un año después de iniciado el régimen, publicó la “Carta abierta de un Escritor a la Junta Militar”, en donde hizo un punteo claro y directo de seis sucesos que pasaron en esos 365 días y anticipó las consecuencias gravísimas que tendría la política económica en las futuras generaciones de argentinos:
“Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”, la cerró.
Un día después de publicar la carta abierta, es secuestrado en la intersección de las avenidas San Juan y Entre Ríos de la ciudad de Buenos Aires, y aún sigue desaparecido. Su colega, Marcelo Figueras, publicó en el sitio El Cohete a la luna:
Según un sobreviviente de la ESMA, el oficial Ernesto Weber confesó su crimen: «Lo cagamos a tiros y no se caía, el hijo de puta». El hijo de puta en cuestión, aquel árbol que se resistía a los hachazos, era Walsh. Ese día de marzo del ’77 se enfrentó solo a un grupo de comandos, que lo emboscaron en la esquina de San Juan y Entre Ríos, armado con una pistola de pequeño calibre. Y resistió los balazos hasta ganarse la admiración de sus enemigos, que Weber expresó con renuncia.
Si bien distintas localidades lo recuerdan bautizando plazas, calles y estaciones de subte con su nombre, la verdadera presencia de Rodolfo Walsh sigue en las universidades dando clases a partir de los textos que dejó y de su compromiso con la verdad.
Fuente: https://www.lmneuquen.com
#efemerides #rodolfowalsh #periodismo #literatura #desaparecidos